Políticas públicas e inclusión social

(Publicado en Gestión, 22.06.2011)   Un tema que afortunadamente marcó gran parte de los contenidos de los planes de gobierno en las últimas elecciones, fue el énfasis en la necesidad de considerar la inclusión social como un componente fundamental de las propuestas gubernamentales, en el entendido de que el crecimiento económico, si bien es una condición necesaria, pero no es suficiente para que una mayor cantidad de compatriotas no vean solo pasar la modernidad y prosperidad, sino también sean partícipes de ella.   Se evidenció que se requieren políticas públicas deliberadas para lograr esta inclusión. Miremos este asunto con algo de detalle.

La intervención estatal promoviendo la inclusión social tiene como aspecto más visible el desarrollo de programas sociales, los cuales actualmente si nos referimos a ellos los focalizados en tres ejes: a)Desarrollo de capacidades humanas y respeto de los derechos fundamentales b) Promoción de oportunidades y capacidades económicas y c) Establecimiento de una red de protección social; según el presupuesto institucional de apertura para este año totalizan S/. 7,496 millones esto es un 8.5% del presupuesto total.

El tema es que, muy al margen de las magnitudes que sin duda debiesen ser incrementadas, tan o más e importante  es la eficiencia y eficacia en las metas contenidas en todos y cada uno de estos programas.  Así por ejemplo, no obstante los ingentes recursos destinados a programas  de asistencia nutricional infantil con mucha plata en programas de alimentación, pero no para nutrición, el problema es que existen a la vez  altas tasas de filtración a sectores con menores problemas nutricionales, no existiendo además una instancia única que plantee políticas de desarrollo infantil temprano. En realidad, de lo observado resulta fundamental por ejemplo que los programas nutricionales prioricen a la población de 0 a 3 años, incluyendo componentes de salud y capacitación.

La sola referencia contenida en el párrafo anterior indicaría que se necesita revisar la concepción, operatividad y estructura de los programas sociales, todo ello expresado en una política de Estado que se plasme en la existencia de una institución alternativa a las que existen hoy, que aglutine a una suerte de tecnocracia social de primer nivel, en mi opinión tan importante como la necesidad de seguir contando con una tecnocracia adecuada para el manejo macroeconómico concentrada en el Banco Central de Reserva y el Ministerio de Economía y Finanzas.

La idea de contar con una mejor organizada intervención estatal a través de los programas sociales será vital para los próximos años, no sólo por la expectativa acrecentada de muchos sectores excluidos, sino también porque  se requieren programas sociales con metas que efectivamente se logren (eficacia) y al menor costo posible (eficiencia), a fin de lograr una mejor calidad de gestión gubernamental. Cabe señalar que si todas estas intervenciones se formularan bajo el esquema de presupuesto por resultados se darían mejores condiciones para el ideal planteado. El problema es que actualmente no existe a nivel del Estado el capital humano en magnitud suficiente, amén de las actuales dificultades propias por el traslape de procesos e instancias.

Con independencia de lo anterior, no debo dejar de decir que lo expresado líneas arriba, a lo sumo nos llevaría a intervenciones estatales más eficientes a través de los programas sociales, los cuales son sólo paliativos para enfrentar la pobreza, dado que la literatura económica que muestra la experiencia de países que avanzaron notablemente en la resolución del problema señala que sólo la posibilidad de que la población tenga ingresos sostenidos en el tiempo posibilita el dejar paulatinamente la condición de pobre sin retornar a ésta. Al final, ello significa que de la posibilidad de una mayor cantidad de empleos de calidad dependerá que ocurra una sostenida reducción de la pobreza, forma que a la vez podría ser funcional a una menos desigual distribución del ingreso; asunto último particularmente crítico y que será tratado en una próxima entrega.

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2 comentarios sobre “Políticas públicas e inclusión social

  1. Ha dado usted en el clavo del desarrollo doctor Burneo: la creación de empleo de creciente nivel tecnológico y de largo plazo, que a su vez solo se puede lograr promoviendo la inversión nacional y la inversión extranjera directa de manera sensata, ordenada, y apuntando a un ritmo ágil y constante, de acuerdo a nuestras ventajas relativas, o absolutas, según el caso, para la atención y desarrollo de mercados internos y externos. Para que este flujo de inversiones alcance la magnitud y estabilidad requeridas de manera óptima, tendría que ser financiado a través de un sistema privado, e internacional, que ligue las bolsas, inversionistas, y empresas privadas y públicas, con las entidades gubernamentales y multilaterales, para concertar las inversiones oportunamente, en el marco de las leyes nacionales y tratados internacionales. De esto me gustaría hablarle.

  2. Esto suena complejo pero no lo es, ya que la tecnología necesaria para el funcionamiento de tal sistema existe desde hace mucho tiempo: El Internet, la World Wide Web, los sistemas de correo electrónico, la telefonía de todo tipo, las bases de datos, la computación en la nube, y la tecnología de valores y seguros con sus sistemas de brokers y dealers profesionales en las redes de las grandes empresas financieras, con presencia en las bolsas del mundo, y sus clientes internacionales que hacen los mercados fuente que buscamos para la financiación de nuestro desarrollo sostenible. Estas son las herramientas de base que actualmente sirven para efectuar transacciones internacionales de banca, seguros, y bolsa. Usted lo sabe mejor que yo. Ninguna de estas herramientas tendría que alterar su modus operandi para poder articular el sistema propuesto. Simplemente serían usadas de la manera acostumbrada por las entidades afiliadas a él para su acrecentado provecho económico y el nuestro. Pero la necesidad del sistema no se puede medir en base a la tasa absoluta de desarrollo actual, sea cual fuera ésta o el criterio de medición, sea monetario, es decir objetivo, o enteramente cualitativo o subjetivo. Especialmente si se fija un criterio monetario de valla de pobreza como es común hacer, y peor si ésta es de USD 1.00, USD 2.00, o USD 3.00 por día por habitante. La valla tiene por fuerza que ser relativa a los ingresos diarios de los pueblos más desarrollados de nuestro hemisferio, es decir, de los EE.UU., que a modo de ejemplo podría ser de USD 100.00, USD 110.00, o USD 120.00, para no compararnos con los de países como Noruega, donde son más del doble que éstos según lo entiendo. Finalmente, los resultados de tal sistema, como los de cualquier sistema que el Gobierno Nacionalista impulse, tendrían que ser medidos en relación a la tasa de disminución de la brecha de ingresos, entre dichos países y el nuestro, que parece estar creciendo.

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