(Gestión 09-11-2011).- Detrás del pronosticado crecimiento del PBI para este año en 6.5% un elemento importante de sostenimiento del mismo reside en la indispensable expansión de la inversión privada, la cual posibilita una ampliación continua de la capacidad de producción, lo que permitiría como condición necesaria, aunque no suficiente, que el PBI siga creciendo. Hay por cierto otras condiciones asociadas al logro de este último objetivo como, por ejemplo, una indispensable mejora en las capacidades de gestión del Estado, mayor disponibilidad de energía, mano de obra mejor calificada a base de las competencias requeridas por los sectores propulsores del crecimiento, promoción de la competitividad sobre la base de innovación y desarrollo tecnológico aplicado, entre otros factores. No obstante, ¿la promoción de la inversión privada podría estar disociada con una mayor inclusión social y económica en el país? Creemos que no, y el sector pesquería puede convertirse en un buen referente de este planteamiento.
El gran escenario en el cual se da la pesca marítima está definido por nuestro litoral, el caso es que en distintos estudios se ha concluido que el mar peruano es considerado como el más productivo del mundo (Bakun A, Weeks SJ (2008) The marine ecosystem of Peru: What are the secrets of its fishery productivity and what might its future hold? Progress In Oceanography 79: 290-299), en el que la captura en los últimos años se ha desarrollado en un rango entre 5 y 8 millones de TM/año, nivel de captura que representa alrededor de un 9% del total de captura en el mundo, según la FAO estimada en 90-95 millones de TM al año. Con el dato anterior, los economistas diríamos que cuando hay abundancia de un recurso, léase mayor oferta, el precio debería de tender a bajar, con lo cual por un tema de precios relativos su demanda (léase consumo) debería de tender a ser mayor.
La realidad muestra que esto no parece ser lo que viene sucediendo, cuando vemos que un kilo de jurel cuesta 7 nuevos soles al igual que un kilo de pollo o que un kilo de lenguado esté por encima de 40 nuevos soles, más del doble que un kilo de churrasco. Como resultado de lo anterior, el consumo per cápita de pescado en el Perú es de 22 kg, ratio bastante menor comparado con países como Portugal o España cuyos consumos per cápita son de 60 y 30 kg, respectivamente, sin que cuenten con recursos marinos que en abundancia se aproximen a la disponibilidad nuestra; a todo esto cabe anotar que nuestro promedio es ligeramente superior al promedio de consumo mundial per cápita de 17 kg.
Si bien es verdad que el desarrollo de productos con mayor valor añadido es algo funcional a una mayor inclusión económica (reto aún vigente) también sirve dar algún énfasis a las política sectoriales promotoras del consumo humano directo, sobre todo dados los actuales niveles de desnutrición, puesto que niños y adultos mejor nutridos tienen una mayor probabilidad de presentar productividades mayores en sus roles como estudiantes y trabajadores, aumentando con ello sus probabilidades de una mejor inserción económica futura y presente correspondientemente. Este énfasis implica, para hacerlo plausible, la necesidad de reordenar el sector, dado que la situación presente no necesariamente es funcional hacia el propósito antes referido, muy al margen de mirar además con detalle los arreglos institucionales por el lado de la comercialización y distribución del recurso orientado al consumo humano directo. Al final, buscamos seguir promoviendo la inversión privada pero que esta sea económicamente más inclusiva.