(Gestión 29-02-2012).- No es el monto de ninguna recompensa sino la cifra del PBI per cápita peruano al año 2011 medido a paridad de poder adquisitivo calculado por el Fondo Monetario Internacional, cifra famosa luego de la referencia hecha por Bill Gates cuando justificaba porque la ayuda internacional debería reorientarse a países con ingresos menores. ¿Tendría razón Mr. Gates?
El producto bruto interno sirve para medir la magnitud de la riqueza generada en un periodo de tiempo, si se quiere hacer comparaciones entre países con distintos costos de vida y tipos de cambio discrecionales, la medición por paridad de poder adquisitivo es la técnica adecuada, siendo el PBI per cápita peruano de US$ 10,000 y a manera de referencia el chileno es de US$16,171 (aunque en términos totales al 2011 el PBI peruano es de US$ 300,114 millones y el chileno 281,368 millones).
Hay razones que justifican aun la asistencia externa. Producto bruto interno no es igual a ingreso personal, puesto que falta hacer la suma algebraica de una serie de variables: Depreciación, saldo neto de factores con el exterior, impuestos indirectos, subsidios, etc. Además que el PBI deja de lado la magnitud de la economía informal así como alteraciones en la valoración de la riqueza por la no incorporación de externalidades positivas y negativas. Por otro lado, la distribución de la riqueza es además bastante desigual (Gini urbano y rural de 0.418 y 0.406) con marginales reducciones a pesar el crecimiento económico de la ultima década. Por otro lado, se sobresimplifica la ayuda internacional al imaginársela solo en la forma de dinero, esto es prestamos o contribuciones no reembolsables, dejándose de lado alternativas como la cooperación técnica a partir de los expertises que en distintas temáticas tienen países que nos antecedieron en procesos de crecimiento sostenidos y organismos internacionales que sistematizan y cuentan con think tanks y capacidades de soporte especificas para mejoras en la gestión gubernamental por ejemplo .
Pero detrás de los US$10,000, también se esconden flagrantes disparidades al interior del país, veamos algunas: Detrás del 31.4% del pobres, en el medio rural 54 de cada 100 lo son mientras que 19.1 tienen esta condición en el medio urbano, alternativamente esta disparidad se grafica cuando comparamos una región como Huancavelica (66.1%) que detenta 5 veces más pobres que en regiones como Lima (13.5%) o cuando observamos que la desnutrición crónica en niños menores a 5 años (24%) es superior al promedio correspondiente a países de producto per cápita similar (20%) con el añadido que la desnutrición en el medio rural (38%) es casi el triple de la existente en el medio urbano (13%). La disparidad no es difícil de entender ,si consideramos que además de la tendencia a la concentración territorial de la actividad económica en el medio urbano, en medio de un proceso de descentralización (o más bien de solo desconcentración) de competencias y recursos (pero no de capacidades de gestión) los gobiernos subnacionales (regiones y municipalidades) que en conjunto manejan el 58% de la inversión pública, tienen severas limitaciones en la elaboración y gestión de proyectos, factor clave para la dotación de infraestructura de servicios, la cual a su vez es determinante para el direccionamiento de la inversión privada y oportunidades de empleo derivadas. Dada la (aún incompleta) enumeración anterior ¿No se necesita de la asistencia internacional?