Cuatro son los determinantes del desarrollo económico: Crecimiento, aumento de capacidades de la gente, menos regresiva distribución del ingreso y preservación de equilibrios medioambientales. Si se aspira a este, resulta funcional entre otras cosas, que el Estado promueva mejoras en la infraestructura, como es la mayor disponibilidad de acceso a redes de alta velocidad, esto es de banda ancha. Sobre lo anterior, una buena nueva es que el lunes pasado el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) suscribió un convenio marco con un operador internacional privado a fin de viabilizar iniciativas en la región dirigidas a ampliar la disponibilidad de este tipo de infraestructura. Veamos más de cerca este tema.
Un mayor acceso a servicios de banda ancha, definida como la tecnología capaz de soportar a la vez múltiples servicios y aplicaciones, es funcional no solo para que el Estado pueda llegar a mas ciudadanos con servicios de salud, educación, seguridad ciudadana, prevención ante cambio climático, etc.; sino también para que el sector privado acceda a más información y mercados. Si bien existen varias tecnologías y/o combinación de ellas (fibra óptica, satélite, cable, móviles etc.), para acceder a esta, en la práctica la elección dependerá de factores socio demográficos y económico-financieros. Cabe señalar que, además del carácter inclusivo que tiene un mayor acceso a esta infraestructura, también tiene impacto macroeconómico: Un estudio del BID para 26 países de la región encuentra que en promedio, un aumento del 10% en las suscripciones de banda ancha podría incrementar en un 3.2% el PBI e incrementar la productividad en 2.6%.
¿Cuál es nuestro punto de partida? A nivel regional, fallas de mercado originan: a) Nivel de penetración de servicios bajo: 44% en líneas fijas y 25% e internet para la OECD frente al país latinoamericano con mayor avance Uruguay con 28 y 13% de acceso respectivamente. B) altos precios. En américa latina el precio del servicio de banda ancha como porcentaje de ingresos per cápita mensual es el 11%, en la OECD es de 2%. Y c) bajo uso. El BID calculo un índice basado en los esfuerzos por utilizar las tecnologías de información y comunicaciones y el uso efectivo de estas, Asi para la OECD los índices para Individuos, Negocios y Gobierno fueron de 5.35, 4.92 y 4.59. Para américa latina fueron 2.62, 3.28 y 3.3. Y si miramos al Perú, según datos del Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (OSIPTEL), el acceso a la banda ancha concentra el 68.25% de conexiones en Lima y Callo, en tanto la existencia de fibra óptica aparte de Lima, solo se da en las regiones de Cajamarca, Huancayo, Cusco, Arequipa, Moquegua, Tacna y Puno. Si se asume para catalogar como banda ancha el que la velocidad mínima de transmisión de datos sea 2Gbps; sin considerar la internet móvil, según Osiptel, actualmente el 39.9% de la población accede a internet utilizando conexiones entre 512 Kbps a 1024 Kbps -algo mas que 1Mbps-, y el 25.3 % de las conexiones están en el rango de 1,024 Kbps a 2,048 Kbps.
La data presentada indica que el reto es grande, para la región y para el Perú; en un mundo donde la tendencia es hacia una mayor interacción (económica entre otras) de sus distintos actores, esta se multiplica por el acceso a tecnologías de información y comunicaciones, de allí que la promoción de esta, con participación del sector público y privado, resulta crucial como componente de cualquier estrategia coadyuvante al desarrollo económico. Iniciativa que debe tener un lugar priorizado en nuestra actual agenda como país, de políticas por diseñar e implementar.