La economía peruana continúa su senda de desaceleración. Con un 2.6% de crecimiento en septiembre (por debajo de lo esperado por el mercado) en el mejor de los casos este ano el PBI crecería en 2.9%, a pesar del esperado repunte en el 4to trimestre por factores de oferta básicamente… Pero ¿hay indicios externos del enfriamiento económico? Si y varios: Desde el plano microeconómico cuando se publicitan ofertas de navidad…….en noviembre -para aminorar el previsible exceso de inventarios no planeados- pero a pesar de estas atípicas prácticas, la campaña navideña sería insuficiente para revertir ventas más bajas en sectores como retail (como se reportó en Gestión), observamos también una elevación en morosidad bancaria etc. o mirando desde la macroeconomía, ante la caída de las exportaciones, la obligada opción para contrarrestarla es un indispensable repunte de la demanda interna…….pero contrariamente esta se viene enfriando también: 2.8% en el 1er trimestre 2.7 y 2.5% en el 2do y 3er trimestre de este ano. En este contexto cuando el MEF anunciaba crecientes déficits fiscales, ¿Estos per se garantizaban un impulso reactivador?. La evidencia reciente diría que no y lo peor de ello, es que esta inutilidad tendría para rato. Veamos porque.
El efecto reactivador de un anunciado mayor déficit fiscal: -0.4% del PBI en 2014,-2.2% en 2015 y 2.7% del PBI en 2016, es que en tanto se encuentre sustentado en un mayor gasto público, ello impulsaría la demanda interna, la demanda agregada y el nivel de actividad , en tanto el diagnóstico de la falta de dinamismo del PBI, sea un problema de insuficiencia de demanda, como es el caso de la coyuntura económica peruana actual. El caso es que el creciente déficit, hoy está basado en menores ingresos fiscales y no en un gasto publico creciente, no importa el periodo como se le viere: Solo considerando el 3er trimestre 2015, el déficit fiscal fue de 3.3% del PBI, mayor al 1.9% de déficit en similar periodo de 2014: El déficit reportado se explica por la caída de los ingresos corrientes a 18.6% del PBI desde el 20.9% 1 ano antes. (al interior, los ingresos tributarios cayeron a 14% del PBI mientras que 1 ano antes representaron el 15.8%), y por si fuera poco, el gasto no financiero también cayó a 20.5% del PBI, habiendo sido 22% 1 año antes. La cosa no difiere mucho si vemos lo acontecido durante todo el 2015: Visto en términos reales, los ingresos tributarios caen -7.9% y el gasto en-0.8%.
Dado que el grueso de la caída en la recaudación reportada responde a la decisión gubernamental de rebajar del impuesto a la renta para utilidades (3ª) y del trabajo (4ª y 5ª), con la peregrina idea (dado el deterioro de expectativas actual) que estos recurso transferidos del Estado al sector privado, sea reinvertido y gastado por empresarios y consumidores respectivamente; ello no ha ocurrido , y así terminamos con recursos transferidos al sector privado que no son incorporados como fuente de demanda. Solo como evidencia, la reacción del sector inversor es más que significativa: Llevamos ya 7 semestres ininterrumpidos de caídas en la inversión privada , está en el 3er trimestre 2015 volvió a caer en -3.7%: parece que la estrategia Wait and see es la predominante.
Resulta entonces que el mayor déficit fiscal al estar fundamentado hoy en la caída de ingresos fiscales ayudado por un menor gasto público, resulta inútil, desde la perspectiva de impulsar la demanda y revertir el enfriamiento de la economía. La cosa se complica más cuando por un lado viene un fenómenos del niño que será un choque de oferta negativo que impactara más adversamente en los ingresos fiscales y además un libreto ya hecho, de rebaja tributaria en el caso del impuesto a la renta…….cuidado que la sostenibilidad fiscal se acredita en parte por la disminución del ratio deuda pública /PBI; con un PBI cuya dinámica se hace muca e (inútiles) déficits crecientes, ¿Seguiremos poniendo en riesgo nuestra tan labrada sostenibilidad fiscal? ¿A cambio de qué?