El Perú es una economía abierta, ya sea vista por un tendencial creciente ratio Exportaciones más importaciones respecto al Producto bruto interno (47%) o quizás más visiblemente por los 17 tratados de libre comercio vigentes; esta mayor apertura a la economía internacional, el caso es que para que no nos convirtamos en importadores netos, es indispensable mejorar continuamente nuestra competitividad, y para ello, normalizar, acreditar y medir procesos, insumos y bienes y servicios finales o sea desarrollara lo que en la literatura se conoce como la Infraestructura de la calidad (IC) es fundamental. Veamos porque.
Cuando se normaliza, esto es se estandariza de acuerdo a patones internacionales procesos, insumos y bienes y servicios resultantes, cuando se prueban o ensayan estos estos y finalmente cuando se miden , todo ello busca asegurar la calidad de un producto y se constituye como la base técnica para a partir de allí desarrollarse el comercio, la protección no solo al consumidor en un amplio sentido sino incluso al medio ambiente., lo paradójico del tema es que no obstante la relevancia de la IC, ofertantes y en menor grado demandantes en un país como el nuestro hacen uso de algunos de los elementos de la IC, sin ser plenamente conscientes de ello. La adecuación a las normas otorga un mayor grado de transabilidad a los bienes y servicios producidos, por ejemplo pensemos porque desde tiempo atrás, se ha ampliado tanto el mercado externo para productos tan distintos como el esparrago peruano, las confecciones peruanas o los servicios de call center; si no es por un esfuerzo conjunto publico privado en cuanto a desarrollar la IC en cada uno de estos productos y servicios.
Esta necesidad de desarrollar la IC se justifica además, por el hecho que el desarrollo tecnológico acelerado y el ciclo más corto de los productos , origina que los consumidores adecuadamente informados exijan seguridad, confiabilidad, sustentabilidad y un mejor funcionamiento de los bienes y servicios adquiridos , más para tener consumidores mejor informados y productores reaccionantes a estas exigencias, la condición es que exista una cultura de la calidad, y por ello que no es casual que esto último sea un eje de política fundamental, en la estrategia de implementación de la política nacional de la calidad (PNC) a cargo del Instituto Nacional de la Calidad (INACAL).
No lograr progresos en la implementación de la Cultura de la calidad, garantizaría mantener en el tiempo muchos consumidores poco exigentes de calidad en lo que adquieren, basándose solo sus decisiones en precios reducidos: Verduras a un paso de descomponerse ,vendiéndose en el día de uso de “vales de descuento”, Útiles escolares baratos pero poco durables y hechos con materiales nocivos para la salud delos niños, ”universidades” de pensiones baratas pero que funcionan en un garajes, en fin la lista es larga, pero reeditar estos casos comunes es efectivizar una y otra vez la conocida consecuencia resumida en la frase: Lo barato sale caro.
Desarrollar la IC en el Perú, es hoy particularmente relevante, en tanto existe una relación directa entre calidad y competitividad. El caso es que si observamos nuestra posición a nivel global en el ranking de la competitividad 2015-2016 del World Economic Fórum, ocupamos el lugar 69 entre 140 países, con un puntaje promedio de 4.2 (escala es de 1 a 7), sin embargo en los aspectos donde estamos peor rankeados, son justamente aquellos vinculados directa o indirectamente a la IC: Instituciones (puesto 116 3.3 ptos), Preparación tecnológica (puesto 88 3.4 ptos) e Innovación (puesto 116 2.8 ptos); por lo descrito , el reto es grande no solo para el INACAL sino y sobre todo para el país. En conclusión, seguir abriendo nuestra economía como hasta ahora, sin que en paralelo mejoremos nuestra competitividad, comenzando por el desarrollo ordenado de la IC, es un error. Enmendemos el rumbo.