Kurt Burneo
En enero, la gente empieza a hacer meas culpas del porque se farreo toda la grati y la tarjeta de crédito también, por ello, cabe reflexionar que en la vida económica, los individuos tenemos posibilidad de acceso a muchas ¨oportunidades¨, en el caso del Perú en fechas como Navidad, Fiestas Patrias, etc., detrás de cada una de estas hay firmas, que buscan que vayamos según sus derroteros y no por nuestro real objetivo, así cuando ensenamos en los cursos de economía sobre el equilibrio de mercado, en realidad este está referido a lo que la gente desea y no necesariamente a lo que realmente necesita. Pareciera este un tema abstracto, pero como veremos es concretísimo en la vida cotidiana.
Desde el momento, que pugnamos en los mercados por lo (inducidamente) deseado y no por lo que realmente necesitamos, a la larga o a la corta somos incautos, definidos en un excelente libro de Akerlof y Shiller (Phishing for Phools.The Economics of Manipulation an Deception, Princeton University Press 2015), -en línea con los trabajos de economía conductual del Prof. Kahneman- en el sentido de en algún momento somos exitosamente embaucados, existiendo 2 tipos de ellos, los psicológicos y los informacionales. En el primer caso cuando nuestros impulsos o emociones se imponen sobre el sentido común ejem la compra del novísimo teléfono inteligente y no mejorar alternativamente la calidad alimentaria de la familia. Los incautos informacionales son aquellos donde los sesgos cognitivos actúan como ilusiones ópticas, como fue el otrora CLAE que ofrecía extraordinarias rentabilidades en proyectos de inversión en el momento de implementarse y no después de efectuados (en realidad era una pirámide que nadie conocía). A lo largo de la vida, hasta el más mosca tiene su cuarto de hora tomando decisiones, que de aplicar un poco más de sentido común se daría cuenta que no le beneficiaria, pero..…. siempre habrán firmas a la caza de estas oportunidades.
Gente que piensa lo que desea, en vez de lo que en realidad desea (o necesita). Veamos lo que ocurre en el negocio de las cadenas de gimnasios: Se acerca el verano y sobretodo en el caso de principiantes y los preocupados por los kilos demás, estos grupos son súper optimistas en relación a sus planes de ejercicios, razón por la cual por lo general sobrepagan al firmar contratos por periodos de tiempo que no usaran en su integridad, sea por trabajo, estudios, compromisos familiares …..O flojera, al final para beneplácito de las empresas, estos entusiastas “pagan para no ir”. En las finanzas, (cuya base teórica brevemente describo en un reciente libro (Topics in Finance, Edic. Pearson 2016) ;hay espacio -como decía Pocho Rospigliosi- para darle “lo que le gusta a la gente”, lo cual no necesariamente es lo que esta necesita; por ejemplo cuando las AFPs presentan la rentabilidad por tipo de Fondo, buscando convencer sobre las ventajas de sus productos previsionales, cuando en verdad dada la alta variabilidad de esta, tendría que verse cada caso específico por afiliado, mirando el historial de su cuenta individual de capitalización ,sobre todo cuando hay interrupciones de aportes y migraciones de Fondos a lo largo de la vida laboral: La gente busca maximizar la rentabilidad de su cuenta, para lograr una mejor pension,la información proporcionada por las AFPs sugiere que estarían logrando lo que persiguen, cuando están logrando algo muy distinto.
Entonces, el equilibrio del mercado real, contiene estas distorsiones; así como varios libros de texto lo refieren, el equilibrio se genera por la misma razón que las colas en el supermercado no son muy distintas en longitud: En tanto los individuos elegimos las que consideramos las colas más cortas, a la vez, las firmas en mercados competitivos no desaprovecharan las opciones de obtener beneficios, incluso en no pocos casos, basados en nuestra debilidad de no saber lo que realmente deseamos (o necesitamos) también. De esta forma la falta de eficiencia en los mercados competitivos no solo respondería a las reconocidas fallas de mercado (externalidades, poder de mercado y asimetrías de información), la diferencia entre lo que (inducida o distorsionadamente) deseamos y lo que realmente necesitamos; introduce una nueva cuña a la teóricamente garantizada maximización de eficiencia en mercados competitivos. ¿Asuntos para repensar no?