Si objetivamente nuestra coyuntura actual, está marcada por factores políticos adversos generadores de creciente desconfianza sobre la clase política, -que explican parte del enfriamiento económico actual-, quizás los más recientes eventos representativos de estos, son el sistemático pago de sobornos por parte de la corporación Odebrecht y recientemente la suscripción de una adenda -luego de varias idas y venidas- al contrato que regenta la Asociación Publico Privada que viabiliza la construcción del aeropuerto de Chinchero en Cusco; asunto último que ha originado la interpelación del Ministro de Transportes y Comunicaciones (que no será censurado, porque es más útil para la oposición ,solo debilitar al extremo al también 1er Vicepresidente, en la perspectiva de escenarios políticos futuros). Cierto es que la intensidad, duración y magnitud de los factores políticos adversos son de difícil pronostico, pero justamente por ello, deberíamos preocuparnos más, -vista la cada vez más evidente desaceleración económica—en el cómo fortalecer nuestra resiliencia económica futura y ello pasa por ejemplo por potenciar la calidad y competitividad de nuestra oferta de bienes y servicios, y así hacer sostenible nuestra actividad económica en el tiempo.
¿Pueden ser nuestros productos competitivos sin calidad? Obviamente no. ¿Pero que es calidad? De acuerdo a la ISO 9000, esta denota el “grado en el que un conjunto de características inherentes de un objeto cumple con los requisitos”. Añadiría, requisitos puestos en términos de estándares internacionalmente aceptados, sin presentar fallas y con satisfacción del consumidor. ¿Y que hemos hecho para encausar nuestra producción en esta senda llamada calidad? En nuestro país desde hace menos de 2 años ,se echó a andar la Política Nacional para la Calidad siendo el ente rector de esta el Instituto Nacional de la Calidad (INACAL), a fin de promover una oferta de bienes y servicios de calidad en el país, mediante la implementación de la denominada infraestructura de la calidad (IC), la cual comprende 3 tipos de actividades: Normalización (emisión y uso de normas técnicas que estandariza lo que producimos), Acreditación (determinación de la competencia de laboratorios y organismos de inspección) y la Metrología (establecimiento de medidas trazables y precisas estandarizadas). Quizás para entender mejor estas actividades que definen la IC, un caso específico podría graficar la relevancia de estas…
Asumamos el caso general de hortalizas y legumbres que por ejemplo quisiéramos exportar; para entrar a mercados externos, requerimos cumplir alrededor de 29 normas o procedimientos etc. Estas son actividades en ámbito de la Normalización ,desde Ensayos/Inspección/cuarentena para proteger la salud de las plantas , pasando por los requisitos: relativos al etiquetado: Disposiciones que regulan el tipo y tamaño de los signos que deben imprimirse en los embalajes y etiquetas, establecen la información que debe proporcionarse al consumidor. Pero muchos de los procedimientos anteriores requieren el uso de laboratorios que deben de ser calibrados y verificados en el uso de reactivos adecuados por ejemplo, y de entes encargados de certificar lo anterior, en el marco de un proceso de acreditación, quedando establecido que en estos procesos usan pesos y medidas confiables y de aceptación internacional, verificación que se hace a través de la Metrología. Dadas estas indispensables actividades por desarrollar para introducir la IC, ¿Cómo andamos en estos temas como país? Nos falta un trecho largo: Si solo nos fijamos en la Normalización, más del 80% de las empresas formales medianas y grandes no utilizan normas técnicas peruanas en sus procesos de producción; y esto en parte explica porque, acuerdos comerciales como los 21 Tratados de libre comercio (TLC´s), hoy se constituyen como vehículos facilitadoras de la producción y exportación neta…..de nuestros socios comerciales al ser reiterativamente deficitaria la balanza comercial con estos 21 países: –US$1,500 y –US$1,200 millones en el 2015 y 2016 respectivamente. En la perspectiva que nuestra economía tenga más resiliencia,dados los adversos vientos que vienen de la política, empoderar en calidad y competitividad nuestra oferta de bienes y servicios resulta urgente y fundamental.