El denominado efecto Odebrecht, a partir de una serie de casos de corrupción en la forma de sobornos, es como la puesta en escena en varios actos, con trama, escenario, actores principales y de reparto; evento que no nos está pasando una factura macroeconómica al contado como sugiere el MEF equivalente a 1 pto del PBI, sino que en realidad la economía peruana viene y seguirá pagando este costo en caras cuotas periódicas…
Para dar una idea de estos costos diferidos será útil mirar los determinantes del PBI en base al gasto: Así este depende de las familias vía gastos de consumo, de las empresas vía el gasto de inversión, del Estado vía gasto público y de las compras de los no residentes vía exportaciones. El caso es que la extendida desconfianza conocida como el efecto Odebrecht, ralentiza las decisiones de inversión, no solo pública sino la privada también, con ello, se afecta negativamente tanto la dinámica del actual flujo de actividad económica–el total de la inversión equivale al 22.5% del PBI- como también al PBI futuro, en tanto que vista la inversión como variable flujo, implica cambios en el stock de capital factor determinante.
A manera de referencia tomando un subconjunto de proyectos que tienen en común además de esta relacionados con empresas brasileras, es que todas generan incerteza y/o desconfianza sobre sus contratos y /o expedientes técnicos: Obras de trasvase del proyecto Olmos, Vías Nuevas de Lima, Gasoducto del Sur, Tramos 2 y 3 de la IRSA Sur, IRSSA Norte, III etapa de Chavimochic. En conjunto estos proyectos no son poca cosa, alcanzan US$ 9,318 Mills de inversión. Pero hoy o están retrasados en avance de obra o en algunos casos fueron cancelados. Y lloviendo sobre mojado, el lunes último se anuncia la rescisión del contrato para la construcción del aeropuerto de Chinchero, luego de una serie de idas y venidas, originándose así, un grado mayor de desconfianza y/o incertidumbre respecto a la inversión pública y privada, En el caso de la 1ª, según el último informe de actualización de proyecciones macroeconómicas del MEF, se espera que la inversión pública crezca 15% en términos reales en el 2017; habiéndose contraído esta en 3.3% en el 2016; ¿Cuáles son los fundamentos que estarían detrás de este notorio cambio de tendencia?
Asociado a lo anterior ¿Cuál es la estrategia para mejorar la ejecución de la inversión pública? Esto último es fundamental, considerando factores adicionales que ralentizarían aún más la inversión pública y privada. Por un lado, tenemos el cambio de procedimientos como resultado de la implementación del sistema INVIERTE.PE en reemplazo del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), afectándose la inversión pública, o el condicionamiento de la reducción de un punto del IGV, condicionado a que la recaudación neta equivalga al 7.2% del PBI en mayo, generando expectativa en empresarios que han venido postergando sus importaciones (en una espera inútil, por lo irrealizable del 7,2%) para pagar un IGV menor postergándose más los procesos de inversión privados .Cabe señalar que el papel fundamental de la inversión pública no proviene del hecho que representa el 4.8% del PBI (la inversión privada equivale al 17.8% del PBI; ) sino que esta desbroza el camino para que a continuación entre la inversión privada.
En suma, dado que tiene un papel fundamental, la inversión pública directamente en la recuperación de la demanda e indirectamente por el efecto sobre la inversión privada, será de suma utilidad que se desarrolle por el lado del MEF, una estrategia que lleve a un mayor grado de ejecución de la inversión pública; no hacerlo pondría en riesgo inclusive un modesto 2% de crecimiento para 2017… Desde la perspectiva del gobierno, debe apuntalar la economía en tanto esta es el palo de la carpa denominada gobernabilidad, porque definitivamente la política hace rato que dejo de serlo.