Un hecho recurrente e indicativo de la vulnerabilidad de nuestra economía es la dependencia fundamental (casi absoluta) de nuestras exportaciones respecto a la dinámica del PBI de nuestros socios comerciales. El punto es, que en tanto no se mejore sustantivamente la competitividad de nuestros productos, difícilmente se reducirá tal dependencia. Y para lograr dicha mejora, la adopción de la infraestructura de la calidad (IC) por parte de las firmas resulta fundamental. Veamos alguna evidencia sobre estos asuntos.
De acuerdo a Información macroeconómica reciente, se evidenciaría que la dinámica del PBI de varios socios comerciales del Perú estarían mostrando tasas de crecimiento en este año, por encima de proyecciones y/o periodos anteriores: China -principal demandante de materias primas y destino del 24% de nuestras exportaciones- pasa de una proyección de crecimiento de 6.1 a 6.7% con lo cual, el precio de nuestras exportaciones de metales previsiblemente se incrementará. En cuanto a la zona Euro -destino del 19% de nuestras exportaciones- , se ha reajustado la proyección de crecimiento de 1.9 a 2.1%, finalmente EEUU – 17% de nuestras exportaciones- , muestra una mayor tasa de crecimiento de 1.5 a 2.2% Cabe remarcar que en los dos últimos casos, estas mayores tasas de crecimiento tendrán incidencia principalmente en nuestras exportaciones no tradicionales como agroindustria y textil.
Al margen que este mejor entorno externo reactivaría parte de nuestra demanda por el lado de exportaciones y de inversión; el caso es que si nuestros productos fueran más competitivos la elasticidad PBI externo /exportación, se incrementaría. Empero, mejorar nuestra competitividad resulta sencillo de enunciar pero mucho más laborioso de lograr, y en esta tarea, es indispensable a manera de precondiciones producir estandarizadamente utilizando normas técnicas (Normalización), contar con empresas debidamente acreditadas para certificar laboratorios de prueba (Acreditación) y usar medidas internacionalmente reconocidas (Metrología).
Cuando nos referimos a la Normalización, Acreditación y Metrología, estamos definiendo técnicamente, los componentes de la llamada Infraestructura de la Calidad (IC). La relación directa de esta con la competitividad es obvia: Producir bienes estandarizada mente de acuerdo a normas técnicas internacionalmente aceptadas, probar las características de estos productos, usando laboratorios debidamente calibrados sobre la base de la certificación hecha por organismos debidamente acreditados, y usar patrones de medida internacionalmente reconocidos, en la generación de estos. A partir de lo referido, resulta evidente que la adopción de la IC es una condición necesaria para ser más competitivos. A esto habría que agregar otros factores como por ejemplo la facilidad para iniciar un negocio, instituciones sólidas, predictibilidad en solución de controversias entre otros contenidos en los pilares de evaluación del ranking de competitividad elaborado por el World Economic Forum.
Pero la adopción de la IC no cae del cielo, es resultado de una conjunción de esfuerzos: El Estado desde hace poco tiempo, a través dl Instituto Nacional de Calidad (INACAL), promueve la adopción de la IC, pero este accionar es insuficiente si no se tiene el acompañamiento del sector privado léase empresas y consumidores, contextuado en un progresivo desarrollo de una cultura de la calidad en el país. La inacción frente a estos retos, garantizaría la permanente vulnerabilidad de nuestro sector exportador. ¿Seguiremos con los brazos cruzados?