Es sabido que dado que los agentes económicos no conocen el futuro, necesitan proyectarlo y de allí es que se forman las expectativas. Cuanto más cantidad y calidad de información se disponga, las expectativas tendrán bases más sólidas para su formulación. En tal sentido espacios de diálogo y reflexión como la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE), no solo son funcionales a este objetivo, sino que cambios en forma y fondo podrían amplificar esta funcionalidad.
Las expectativas de los agentes económicos por supuesto que influyen en las decisiones que toman hoy, y la formación de estas es más difusa cuanto menos acceso y procesamiento efectivo de la información se tenga; por ello, cualquier especio de reflexión colectiva resulta absolutamente oportuno. En el caso de las empresas por ejemplo, su toma de decisiones e incluso cualquier ejercicio de planeamiento estratégico están – en una economía cada vez más integrada al mundo- sujetas la solvencia de estas, a los desarrollos de variables macroeconómicas externas como la tasa de interés de la FED, el precio del dólar, los términos de intercambio etc.; internas como el PBI local, el resultado fiscal y su financiamiento con bonos, el IPC etc. Factores de mercado, como las preferencias de consumidores y estrategias de competidores y finalmente cuentan también factores de No mercado como las regulaciones, el respecto a normas medioambientales, la reputación de la firma etc.
Un difuso contexto político futuro, con un fuerte conflicto entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, mas revelaciones actuales y por venir del caso Lava Jato, reducen la velocidad de recuperación de la inversión privada, luego entonces si bien, el aumento de la inversión pública y la de los términos de intercambio que incide con rezago de 1 año sobre la privada explicarían la recuperación del PBI en alrededor del 4% en el 2018, la vulnerabilidad de este esquema aparte de tener pendiente el incremento del producto potencial, reside también en la necesidad de maximizar los espacios de discusión informada y es allí, donde podrían eventos como la CADE debidamente potenciados, ser de más utilidad.
Como referencia, en la forma, la CADE en su 53ava edición ha mostrado progresos, por ejemplo innovando las herramientas de acceso de información de los participantes, cuando a través de un aplicativo, se accede una plataforma virtual, desde la cual era posible seguir el programa con información de los ponentes, panelistas, sus hojas de vida, presentaciones responder encuestas, formular preguntas y comentarios. Opuestamente en el fondo, la estructura del evento es casi la misma año tras año: Presentaciones de ponentes internacionales, locales con panel incluido y Ministros de Estado que presentan los productos sectoriales del último año (Outputs) sin mayor mención sobre los resultados efectivos (Outcomes). En ese sentido, sería útil incluir, la contrastación de lo reportado, con informes elaborados sobre los resultados efectivamente logrados en base a testimonios de los agentes involucrados en la intervención. Este tipo de constataciones ganaría más espacios, que el que tuvo el señalamiento de un Ministro: “!Digitalizar!, porque recuerden a una computadora no la puedes coimear”. Se olvidó que existen programadores y digitadores.
Personalmente creo que dejar de lado la innovación de eventos como este, lo conducirá a un proceso de obsolescencia. Experiencias de eventos con inmovilismo de contenidos, formatos, y obsolescencia resultantes, no son inéditas en el Perú, tal como paso -guardando las distancias- con La Feria del Hogar, o el propio Motor show por mencionar algunos.
En suma, se requiere contar con más espacios de discusión y análisis, solventes en fondo y forma, ello redundara en la formación de expectativas mejor sustentadas y con ello aumentaría la probabilidad de toma de decisiones hoy por parte de los agentes económicos, más eficientes.