Conocida la cifra de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) a noviembre (1.87%), y un acumulado de 2.38%, en los 11 meses de 2017, un lugar común hoy, son las apuestas respecto al numerito final del crecimiento para el 2017 y por supuesto para el 2018. En contraposición, se hace muy poco de análisis prospectivo (al menos cualitativamente) de escenarios económicos futuros, base para cualquier seria proyección cuantitativa. A continuación desarrollaré brevemente algo de esto último.
Comencemos comentando el corto plazo. Sin duda alguna hoy están ayudando al avión llamada economía peruana, los vientos de cola favorables que vienen del exterior; vía un aumento de las exportaciones en 6.4%%., complementariamente, la demanda interna habría crecido en sólo 2.2%. Sin embargo, la vulnerabilidad de este tipo de expansión del producto reside, en que la producción dirigida al exterior promediamente tiene un grado de necesidad relativamente menor de mano de obra por unidad de producto. respecto a otros sectores ligados a demanda interna. Por tanto si el mercado laboral no absorbe a estos excedentes, lo que veremos es un incremento del subempleo; que hoy implica a 7 de cada 10 trabajadores de la Población económicamente activa (PEA).
Por otro lado, dado que los términos de intercambio del país, desde hace un año vienen recuperándose, y conocida la relación directa entre estos y la inversión rezagada por un año; podríamos pronosticar un aumento de la inversión y la demanda , siempre que se progrese en la simplificación de procesos relacionados a la inversión, y se incrementen también las expectativas optimistas, y para ello el poder Ejecutivo debería de contar con una estrategia clara para aminorar el ruido político actual. .
Independientemente de la importancia macro de crecer en el corto plazo; tan o más importante es lograr que haya crecimiento en el mediano y largo plazo; en tanto este a su vez se constituye como un límite a la dinámica del PBI de corto plazo. En línea con lo anterior, debemos evaluar las perspectivas de los contextos que marcaran las posibilidades de crecimiento futuro. Por ejemplo desde el 2019 de acuerdo a la normatividad vigente, el déficit fiscal debe de reducirse desde el 3.5% en este año a 1% del PBI en el 2021. Relacionados al cumplimiento de esta meta fiscal, hay factores que deberían, ser objeto de seguimiento y corrección. Por ejemplo la baja presión y efectividad tributaria, la informalidad económica, el adecuado manejo de tensiones sociales por incrementos presupuestales etc. Un aspecto adicional a tenerse en cuenta, es que a diferencia de la calma en los primeros 18 meses, de gobierno con gobernadores y alcaldes, a partir del 2019 habrá nuevas autoridades regionales y locales, y con ello más lentitud en la ejecución presupuestal.
Pero mucho más importante, es que el casi inevitable ajuste fiscal por venir, originará nuevas demandas presupuestales, sea de sectores o desde gobernadores y alcaldes al gobierno de PPK; razón por la cual plantear y evaluar escenarios futuros es absolutamente indispensable. ¿El Ejecutivo ya hizo esta tarea?