Describiendo la evolución reciente del tipo de cambio, se evidencia un gradual pero continuo encarecimiento de este. Siguiendo una tendencia promedialmente alcista, el lunes último, por ejemplo, el dólar cerró a S/3.334 mientras que el pasado viernes lo hizo en 3.328.
Siendo una tendencia global el fortalecimiento del dólar, el caso es que los efectos macroeconómicos de un dólar más caro se harán más evidentes sobre algunas variables claves como por ejemplo los precios internos, las cuentas externas, la dinámica del PBI e incluso se afectan decisiones financieras, entre otros aspectos. Por ello no es de extrañar que el BCRP estará más urgido de moderar la volatilidad cambiaria resultante (y pasada la tendencia alcista del nivel también) dada una previsible presión sostenida sobre el dólar, a partir principalmente de factores exógenos a la política macro local. Como pareciera que estos factores exógenos tienen para varios meses más, veamos de cerca este tema y sus implicancias.
En lo fundamental la actual tendencia internacional alcista del tipo de cambio responde a diversos factores: Una cada vez más aceptada presunción de un número mayor de alzas de la tasa de interés por parte de la FED, para responder a presiones inflacionarias en EE. UU., producto de una demanda expandida.
Luego tenemos el efecto de una guerra comercial entre Estados Unidos y China, en la forma de la imposición de aranceles mutuamente, con lo cual el menor intercambio comercial, genera menores flujos de dólares, encareciéndolos. Adicionalmente, las presiones de mayores devaluaciones responden al incremento de la desconfianza de inversores en mercados emergentes, sin diferenciar entre países, dado que una muestra representativa de ellos como el caso de Turquía y Argentina, presentan desequilibrios macroseveros.