El aislamiento social y la parada en seco a actividades económicas equivalentes al 65 % del PBI desde el 16 de marzo de este año para evitar una mayor tasa de contagio, implicó la necesidad a continuación de desarrollar una serie de programas de ayuda, como Reactiva Perú, siendo este un programa de garantías del Estado, para cubrir necesidades de capital de trabajo de empresas. Definido, así como esta amplia intención -sin distinción de prioridades en selección de beneficiarios- y dados los resultados del programa en su primera fase, se evidencia la importancia de contar con objetivos claros desde el principio. Veamos esto.
Al plantearse Reactiva Perú como un programa de garantías estatales para créditos destinados a cada capital de trabajo, si bien son las entidades financieras las que califican a las empresas, el que sólo se considerará la capacidad financiera y no otras condicionalidades como la capacidad de crear empleo como objetivo del programa, explica los resultados alcanzados. ¿Cuáles son los más relevantes?
Algunos analistas refieren que sectores no primarios de la economía, como comercio, manufactura y construcción – intensivos en mano de obra-, al participar en un 60% en los créditos de Reactiva, (concluyen erróneamente) evidenciaría (la ¿tácita?) preocupación gubernamental por el empleo. Al margen que estos sectores luego de estar cerrados casi tres meses se recuperarían con mayor lentitud, diría además que no es equivalente el apuntalamiento de condiciones para producir -lado de la oferta- con reactivación efectiva, sino se apuntala la demanda también: ¿Quién comprará los bienes y servicios ofertados? El tema, si de identificar objetivos reales se trata, no es mirar por sectores a los beneficiarios de Reactiva, en tanto cada sector contiene firmas de distinto tamaño, sino, por ejemplo, si queremos ver impacto en el empleo- como objetivos urgentes de lograr- resulta más adecuado evaluar beneficiarios por tamaño de empresas y en esa dirección mirar el acceso crediticios de las mypes, que explican el 83% de la creación del empleo en el país.
Pero incluso mirando a la mypes como beneficiarios de Reactiva, hay que tener cuidado por cuál lado se aborda el tema, cuando algunos presentan como logro que, del total de empresas beneficiados, 51 440 fueron mypes, representando un 70% del total de empresas que recibieron crédito. Este número representa solo el 2% del total de mypes. Por otro lado, el número de empresas referido, ¿cuán relevante es considerando que el 97% de empresas en el Perú son mypes?
Es claro que una mayor flexibilidad para este segmento hubiese permitido ampliar participación respecto al 24% del total de fondos colocados (rango de crédito de S/ 30 000 a S/ 10 000 según BCRP), con 3% de interés promedio, costo crediticio bastante menor a tasas entre el 30 y 40% que enfrentaba regularmente. En contraste, colocaciones entre 5 y 10 millones de soles relacionados a la gran empresa -con mayores espaldas financieras y varias de ellas investigadas por corrupción – explicaron el 29% de las colocaciones.
Cabe mencionar que el sesgo hacia la concentración del programa, se dio también por el lado de la oferta: los bancos grandes realizaron el 99% de los desembolsos y al 91% del total de empresa beneficiadas.
Finalmente, no resultaría obvio que al modificarse el reglamento de Reactiva en el sentido de permitir que a las mypes se les preste en relación a sus deudas y ya no solo de sus ventas, sea suficiente para lograr un aumento sustantivo de las colocaciones de Reactiva Perú al 98% de las mypes pendientes de atención, ¿o seguirá Reactiva priorizando en los hechos a la gran empresa y banca?