Cuando uno revisa los hechos ocurridos producto de la Pandemia Covid-19 a nivel global, destaco el recurrente aislamiento social, el desempleo incrementado y el millonario gasto público que sumado a la caída de los ingresos fiscales –dada la recesión económica-,generan un mayor déficit fiscal y de la deuda pública, dado esta para financiarlo. Debo señalar que, en medio de la Pandemia, imaginé que la principal preocupación por parte de los países estaba por ejemplo en fortalecer los sistemas sanitarios, buscando así -dada la disminución de tasa de contagio y posibilitar una acelerada recuperación de actividad económica. Pero me equivoque. El caso es que los países en los hechos, no perdieron de vista un ítem de gasto menos popular –dado el contexto-:El gasto militar.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el 2020 el Producto Bruto Interno (PBI) mundial bajó un 4,23% respecto a los niveles de 2019 (en el Perú la contracción fue de11.2%). Alternativamente y contra lo que imaginaba, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz (Sipri), en el 2020, los Gobiernos incrementaron su gasto en Defensa en un 2,63% respecto al 2019. Cabe remarcar que, con similar fuente, el gasto nominal mundial en 2020, fue de 1,96 billones de dólares, -la más alto desde 1988.-, por lo cual, la paradoja es que este máximo histórico se produce en medio de una inédita pandemia que asola al mundo en los últimos 100 años.
El mundo hacia 1988, presentaba un gasto nominal de cerca de 1,47 billones de dólares en la industria de defensa; con un PBI mundial por aquel año de 19 billones de dólares, se dedicaba entonces un 7,7% del ingreso del planeta dirigido a estas adquisiciones. De acuerdo al FMI en el 2020, con una economía global de 83,85 billones de dólares, el gasto militar, representó un 2,33% del total del PBI. Uno pensaría que en medio de una pandemia y a partir de ella, existiendo un alto costo de oportunidad expresado en vidas humanas, las compras de armas deberían haber sido marginales. No lo fueron. Incluso en el 2018, cuando no había Pandemia, el gasto militar representó un 2,14% del PIB mundial; o sea en el 2020, se gastó más en armas, en medio de una emergencia sanitaria. Debo señalar que el número implicado en el 2020, podría en parte ser resultado de la existencia de un factor inercial resultante de planes de adquisiciones anteriores.
Detrás de los números agregados, se refleja la carrera armamentista entre Estados Unidos y China. EEUU representa un 39,1% de todo el gasto militar del planeta, China el 12,5%. No obstante, la diferencia nominal, el caso es que desde el año 2000, el gasto militar chino, se quintuplicó frente al aumento de EEUU del 61,3%, también contribuyen a los números globales los aumentos de Rusia en 183,4% y Corea del Sur en 118,4%.
Asociadas a los países con mayores gastos militares, tenemos a las principales compañías en las industrias de armas Todos los integrantes de la lista de las 10 primeras empresas que más ingresos obtienen de la venta de armas son o chinas o norteamericanas, con la excepción de la británica BAE Systems.
Por otro lado, una tendencia nueva es que, a diferencia de antes, la industria militar recurre a entes del lado civil en busca de innovación. Un ejemplo en ese sentido, se observa cuando el Departamento de Defensa de Estados Unidos acude a compañías como Microsoft ya que, la capacidad inversora de grandes empresas privadas, sostenidas financieramente por la demanda por sus productos en el mercado. Opuestamente, la industria militar depende de fondos públicos y contratos acotados en el tiempo. En suma, es verdaderamente una paradoja, que en un mundo tan golpeado por la pandemia se direccionan recursos para comprar y desarrollar armas que así como la pandemia matan a las personas también.