En nuestro país tiempo atrás , se señalaba que cuando los números de la macroeconomía y microeconomía. aún no mostraban significativos deterioros a pesar de un creciente enrarecimiento del volátil contexto político, un lugar común era señalar que habría una suerte de independencia o cuerdas separadas en el devenir de la política y la economía. Hoy en julio 2022, ya no podemos decir lo mismo. ¿Qué ha venido pasando?
Primeramente la intensidad creciente de los desencuentros políticos en el país son más que evidentes, cada vez de mayor envergadura y recurrencia, siendo el Presidente de la República uno de los protagonistas de distintas procesos de investigación, lo cual por la jerarquía del cargo, genera un amplificado ruido e incertidumbre en los inversores y agentes económicos en general; con la consecuente ralentización de la toma de decisiones por parte de ellos.
En segundo lugar, los agentes económicos hacen su mejor esfuerzo a nivel microeconómico para por ejemplo en el caso de las empresas, buscan crear valor, pero se topan con varias restricciones para lograr mejores resultados, obstáculos que en parte actualmente provienen de distintas variables macroeconómicas como una alta inflación y volatilidad cambiaria, desaceleración del crecimiento de la actividad económica, encarecimiento del crédito a lo que se suma el efecto adverso sobre las expectativas del inestable contexto político actual, todos estos factores adversos más que contrarrestan los esfuerzos que desarrollan en su interior las firmas para ser más competitivas y rentables. Veamos un ejemplo:
Un banco de origen extranjero que opera actualmente en el país, según sus Estados Financieros en el 2022 presentó al 1er trimestre de este año, una utilidad neta de S/376 millones, implicando ello un incremento interanual de 169%, resultado explicado fundamentalmente por los mayores ingresos por intereses ( S/ 861 mills, 17% más que en el 1er trimestre 2021) y al resultado de operaciones financieras (S/ 164 mills, 122% más que el 1er trimestre del 2021). Por el lado de las colocaciones brutas, (S/ 57,987 mills. 11% de crecimiento interanual). En cuanto a la morosidad esta fue de 3.54% (menor al4.89% sucedido en el primer trimestre del 2021
Cabe señalar que estos destacables resultados del banco, no fueron aislados ni singulares, estos venían desde tiempo atrás. Por ejemplo, en el 2021, el banco reportó utilidades netas por S/. 1,042 millones 291% más altas que el 2020 con una morosidad que se redujo de 5.37 a 3.65% entre el 2020 y el 2021,
El punto es que una importante calificadora de riesgo como Standard and Poors (S&P), aún reconociendo la mantención del perfil crediticio en BBB+ dada la calidad crediticia intrínseca favorable, del banco, pero la calificación fue limitada a la del soberano en BBB., justificando esta decisión en la actual incertidumbre sobre el crecimiento económico de Perú, en parte debido a la inestabilidad política, todo lo cual presionan las calificaciones en línea a lo definido por S&P.
De lo descrito queda evidenciado a partir del breve ejemplo mencionado, que las decisiones para enfrentar los problemáticos contextos económicos y políticos actuales resulta urgente. No hacerlo, subvaluar sus efectos o suponer confiadamente que estos críticos contextos se arreglan solos, resulta una apuesta arriesgada. No perdamos el optimismo sobre la ocurrencia finalmente de un viraje en 180 grados por parte de nuestras autoridades y políticos.
A pesar de las circunstancias feliz 28.