Respuestas a críticas neoliberales

Tras la difusión de esta nota, recibí algunos comentarios:

Pesquería e Ilusión Social en respuesta al artículo de ayer Pesquería e Inclusión Social (Gestión 21/12/2011)

(Instituto Peruano de Economía).- Un editorial en el diario local que citamos arguye, de manera algo enredada, que la riqueza pesquera del Perú sería mejor utilizada si la captura de especies marinas se dirigiera al consumo humano local en lugar de a la elaboración de harina y aceite de pescado que se exportan, y destinan principalmente a alimentar animales. También argumenta que para que esta mayor oferta pueda ser destinada al consumo humano se debe dar un “reordenamiento” del mercado para lograr reducir el alto precio del pescado, el cual reflejaría, principalmente, el elevado margen de ganancia de los “intermediarios” que controlan la llamada cadena de frío -el sistema de distribución refrigerada que exige la comercialización del pescado- quienes detentarían poder monopólico.

El artículo en mención sigue la tradición populista de, primero, plantear un objetivo social supuestamente deseable para luego encontrar un culpable de que no se logre dicho objetivo y con ello justificar que el Estado decrete un “reordenamiento” del mercado. Como es usual, tanto el supuesto objetivo “deseable” como el supuesto culpable no resisten un análisis cuidadoso de la realidad económica.

Un principio básico de economía en un mercado relativamente libre como el de la pesca. Si la pesca se dedica a la elaboración de harina de pescado y no al consumo humano es porque el ingreso que se obtiene de la primera opción es mayor al que se obtendría de la segunda. No existen prohibiciones u otras limitaciones serias que impidan que se reoriente la captura hacia el consumo humano si es que fuera más rentable hacerlo. Dado el volumen de pesca y nuestra larga tradición como país pesquero, el mercado hubiera explotado ya cualquier oportunidad importante que existiera en este sentido. Sólo prohibiciones a la exportación aumentarían la oferta orientada al mercado local, pero como ha sucedido en Argentina con la prohibición de la exportación de carne, esto resultaría en una caída en la producción y una pérdida significativa para la sociedad.

Nótese además que el volumen de pesca dedicado al consumo humano promedia menos del 15% de la captura total (ver gráfico 1), por lo cual, si se quisiera redirigir toda la pesca hacia el consumo humano directo tendríamos que multiplicar por siete nuestro consumo de pescado. Más precisamente, cada peruano tendría que aumentar su consumo en 208 kilos de anchoveta por año, usando los datos promedio de captura de los últimos ocho años. El hecho es que los peruanos no desean aumentar significativamente su consumo de anchoveta a los precios que se puede obtener por ella en el mercado internacional (ver gráfico 2). La idea de que la pesca se “debe” orientar al consumo humano es el tipo de mandatos ineficientes e incumplibles que se oían en la época de la dictadura militar de Velasco.

En cuanto al precio del pescado, el último Seminario sobre Precios del Pescado de la FAO, realizado en Procida Italia en octubre pasado y en la cual la Pontificia Universidad Católica del Perú tuvo un rol importante, concluyó que los precios tienden a ser fijados en el mercado internacional y que existe cada vez mayor integración entre los mercados (ver). Es decir, en general el precio del pescado tiene niveles comparables internacionalmente. El precio en el Perú, país líder en pesca, no es distinto. Como en el caso de muchos alimentos perecibles, el costo de distribución es muy elevado y tiende a ser subestimado. Para quien no puede hacer los cálculos o en ausencia de la información necesaria, basta con preguntarse si existen impedimentos importantes a participar en el negocio de comercialización de pescado para consumo humano. En la jerga económica, no hay barreras a la entrada, al negocio de comercialización de pescado ni específicamente a la instalación de una cadena de frío. Si, como indica el artículo que comentamos, fuera cierto que la mayor parte del precio al púbico del pescado refleja el margen de ganancia de los intermediarios, la entrada de nuevos operadores a tan lucrativo negocio debiera reducir este margen, con la consiguiente caída de precio. Si realmente cree en lo que dice, el autor del artículo debiera entrar en el negocio de comercialización de pescado para hacerse millonario.

Para terminar, la inclusión social no se logra haciendo que algún ministerio imponga ideas trasnochadas que obstaculicen el buen uso de los recursos sino creando oportunidades de mejora a través del crecimiento económico y de la acción directa y efectiva del Estado en favor de los grupos sociales verdaderamente necesitados.

Reacciones ante esta nota:

1. (Marcos Kisner – Revista Pesca Perú).- Lo que la nota anteriormente transcrita, publicada por el Instituto Peruano de Economía omite en su análisis, es el problema de fondo, el cual es la debida participación de la Nación en el negocio de la harina de pescado.

La Revista Pesca publica periódicamente las cifras de participación de la industria pesquera en términos de derechos de pesca e impuesto a la renta, que concluyen en un canon pesquero que ha sido materia del artículo de la página 3 de esta edición. Usamos el término acuñado por Alejandro Bermejo “la tragedia de la abundancia” para graficar una verdad: que el negocio de la harina de pescado es tan rentable que resulta una competencia insuperable para la industria de consumo humano directo puesto que siempre la producción de harina pagará mejores precios por la materia prima.

Lo que está en debate no es la existencia de la industria reductora, que será siempre un negocio atractivo en la medida que haya demanda y materia prima. Lo que se ha censurado siempre es la pobre contribución vía impuesto a la renta y derechos pesca que existe.

La redistribución de la riqueza que debe contribuir a la inclusión social, radica fundamentalmente en la necesidad de reformar las estructuras del sector de tal forma que las industrias de CHD y CHI convivan con una mejor y mayor atención a la alimentación nacional, lo que requiere de inversiones que deben venir de la contribución de un sector que lucra con recursos naturales que no son de su propiedad y que hasta el momento no aporta lo que es debido.

2. (Juan Carlos Sueiro – Cooperacción).– Es una estupidez decir que los mercados en la pesca son libres, es realmente básico. Una unidad de análisis económico es necesario en el ministerio. Mi tesis de licenciatura  es como fallan los mercados en al pesca y por ello la necesidad de regularla.


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