La desaceleración de la economía china y su reciente turbulencia financiera, es uno de los factores comúnmente esbozados para explicar porque hay más incertidumbre en el sector privado, Creo que es trascendente no solo lo que pasa en dicha economía sino sus consecuencias, una de las cuales es la mayor desconfianza empresarial, asunto que también tendrá efectos adversos futuros sobre nuestra economía. Veamos estos asuntos.
Las malas nuevas desde China vienen desde hace 2 años: Esta economía se ha venido desacelerando, pues de crecer a tasas de hasta 10% anuales, hoy lo hace a alrededor de 6.5% anual (con indicadores económicos que echan dudas sobre el realismo de esta tasa), si a esto se agrega el estallido de la burbuja en su bolsa de valores, mas la sorpresiva devaluación del Yuan hace 10 días; se define ciertamente un cuadro de incertidumbre, que termino expandiéndose a la economía internacional, lo cual sumado a la caída de precios de commoddities y la próxima suba de la tasa de interés en los EEUU (que podría postergarse algo mas producto del difuso escenario Chino), y la posible recalificación de la BVL; configuran un contexto adverso a la dinámica económica de nuestra economía no solo por el lado de una menor demanda por nuestras exportaciones, sino también por las presiones devaluatorias, presiones que tienen para rato. A este adverso escenario externo se suma una gestión macroeconómica interna con una tardía capacidad de respuesta contraciclica,, amén de discutibles decisiones financieras como por ejemplo la reciente colocación de bonos en dólares, discutible no solo por el actual contexto devaluatorio, sino por ir en contrasentido de una sana política de reperfilamiento de deuda que iniciamos desde el 2003, que entre otras cosas establecía tomar deuda en soles y así estar calzados con la misma moneda en que están los ingresos fiscales.
Al contexto descrito, se adiciona una clara pérdida de confianza del inversor privado, tema importante no solo porque representa el 22% del PBI, sino por las implicancias de sus decisiones de hoy, sobre las perspectivas futuras de crecimiento de la economía. Un indicio claro de mayor desconfianza del sector empresarial local es la sostenida contracción de la inversión privada: Desde el 2do trimestre del 2014 (-1.4%) viene cayendo sostenidamente hasta llegar al -9.0% al 2do trimestre de este ano. (-6.4% acumulado en lo que va del 2015). El desafío esta en como revertir lo descrito, puesto que ignorarlo, hace bastante incierto técnicamente cualquier atisbo de recuperación del crecimiento ya no para este ano –que como ya lo habíamos advertido cerraremos a una tasa parecida al 2.4% de crecimiento del 2014- sino para el 2016.
Para complicar mas el escenario, la actual persistencia al alza del tipo de cambio, responde no solo a la combinación de una menor oferta de dólares por las menores entradas de capitales y exportaciones si no también a factores especulativos de origen interno, provenientes de una mayor demanda por dólares de bancos y AFPs; en el primer caso, principalmente como reflejo de una mayor demanda por dólares como contraparte de colocaciones de operaciones forward en dólares. Si bien medidas recientes adoptadas por el BCR y la SBS han limitado estas presiones internas, estas no son inocuas en términos de costo, como es el resultante encarecimiento de las operaciones de cobertura para las empresas, justo cuando urge más facilitar las condiciones sobre las que operan las firmas; en pocas palabras, los juegos de los especuladores resultan caros para el país, En suma, siendo urgente revertir el pesimismo de los inversores, una vía seria la presentación de un plan específico de reactivación económica con variables objetivo, mecanismos, metas y balance de riesgos es para ayer, seguir con medidas parche, podría en no pocos meses llevarnos a que la discusión ya no sea como enfrentar la desaceleración sino como hacerlo frente a una recesión.