Dados los recientes acontecimientos sucedidos entre el Poder Ejecutivo y el Congreso -con solicitud de adelanto de elecciones incluida-, algunos advierten que el ruido político resultante originaria que la inversión se iría en caída libre. ¿Qué tan de cierto es esto? ¿O esta ya venía ocurriendo? ¿De suceder esta afectación adversa, respondería principalmente a qué factor? Necesariamente para entender estos asuntos dadas sus características, nos conduce a evaluar la importancia de las instituciones en economía. Miremos esto a partir de nuestra experiencia reciente.
En principio la inversión privada ha venido mostrando desde contracciones sucesivas entre 2014 y 2016, creciendo 0.2% en el 2017 mientras que en el 2018 se incrementó en 4.4%, proyectando el BCRP en su último Reporte de Inflación que crecería en 3.8% este año. Como se observa, volatilidad y tasas bajas de inversión privada ya existían desde hace buen tiempo, el punto es que el ruido político amplíe estas características y eso debe de ser atenuado.
Las instituciones en economía pueden ser vistas como organizaciones o como las propias reglas de juego, formales e informales, que responden más a costumbres de la población; siendo no pocas veces, las segundas predominantes sobre las primeras.
¿Cómo entender el accionar de las instituciones sobre todo públicas, de relevancia para el caso particular de esta nota? Cada agente económico tiene sus propios intereses y su conducta se orienta al logro de estos; entonces las instituciones específicamente las públicas, son entes que con su (debido) accionar imparcial buscan compatibilizar estos distintos intereses. Otra manera de ver la institucionalidad pública es que esta se constituye como una estructura de control, funcional a la generación de condiciones óptimas de funcionamiento de la sociedad como conjunto. ¿El ideal de institucionalidad antes descrito es el que tenemos, por ejemplo, mirando el accionar en estos últimos años del Congreso de la República?
La evidencia, en este caso, nos muestra que el Congreso sería una institución pública capturada por intereses privados. La evidencia es variada: leyes con nombre propio, por ejemplo, retiro de estudiantes de colegios particulares por dos cuotas impagas; inmunidad en procesos para congresistas; inacción absoluta para revertir flagrantes situaciones de inequidad como el caso del sistema previsional privado; número récord de insistencias del Congreso en proyectos de ley observados por el Ejecutivo, entre otras perlas. Siendo una institución pública capturada por intereses privados, su accionar define un contexto de incertidumbre en el funcionamiento de la economía, dada la impredictibilidad de sus decisiones.
Es por ello que ante imposibilidad de revertir esta captura institucional y la afectación adversa a la gobernabilidad, el presidente de la República plantea adelantar las elecciones generales. Así los negativos efectos antes descritos continuarían, a lo sumo, por un año, frente a los dos años de duración de dichos efectos de no hacerse nada. Será en estos meses de ruido político con un contexto externo poco favorable, donde la menor afectación a la dinámica del crecimiento, dependerá principalmente de la política fiscal y monetaria expansivas, no solo por sus efectos sobre la demanda, sino por el efecto favorable sobre las expectativas.
Con el cambio de una parte importante del elenco estable de políticos, y si no se exagera con los efectos sobre la inversión gestionando riesgos, aún guardo la expectativa que el bicentenario encuentre a nuestro país, en un claro proceso de recuperación, no solo en el plano económico. Creo que aún estamos a tiempo.